Dos preguntas...¡dos respuestas!

Tema 4
1.- Popper consideraba que la ciencia normal tal como la entiende Kuhn implica un viraje de carácter dogmático perjudicial en la comprensión de la ciencia, ya que las personas que se dedican a ella no serían libres de formular hipótesis o teorías que se puedan comprobar o experimentar más que dentro del marco definido por el paradigma. Examina esta posible objeción. 


Kuhn entiende que la ciencia ha podido progresar porque las investigaciones siguen un camino establecido y los resultados de una investigación pueden ser contrastadas con los resultados de otra, cosa que no ocurriría entre estudios realizados en distintas épocas o bajo distintos paradigmas. La ciencia, actualmente, es el paradigma que tiene más poder de resolución de problemas que otros, y por tanto se adapta mejor al conocimiento general. Aquellos problemas que la ciencia no puede resolver serían anomalías del paradigma, excepciones, no problemas irresolubles que lo contradigan.

Para Popper, en cambio, el que todas las investigaciones se realicen dentro de un mismo paradigma delimita mucho el campo y le quita posibilidades a nuevas maneras de abordar un tema. El sesgo introducido por el paradigma puede condicionar la misma investigación y también su resultado, ya que la observación está determinada por el marco en el que se trabaja y no es neutral. Los datos observados darían lugar a un resultado diferente en otro paradigma.  


Percibo la diferencia entre las ideas de uno y las del otro pero no veo ninguna contradicción entre ellas. Si algo es inherente a la ciencia, es la innovación y la posibilidad de establecer nuevas hipótesis y novedosas variaciones que permitan refutar o descartar dichas hipótesis y volver a reformular éstas.  Si todo el mundo admite el marco establecido por un paradigma, no se produciría ninguna crisis, y se seguiría dentro del mismo marco. No obstante, si nuevas investigaciones deciden no dar por válido el marco y salirse de él, tendrían que ser comparadas con investigaciones realizadas de forma parecida, para ser contrastadas, bajo otro paradigma. Si todos los paradigmas son inadecuados en alguna medida, creo que podrían coexistir más de un paradigma, en lugar de desbancar uno a otro, y por tanto, darse un escenario de varios paradigmas simultáneos: cada quien con teorías, métodos y normas distintos, que se ajustan a su paradigma pero no al otro.

4.- El concepto de “comunidad científica” parece sugerir que la autoridad epistémica en un área de conocimiento reside en el colectivo de personas que se dedican de manera oficial a esa disciplina (en universidades, centros de investigación etc.) y no admite injerencias externas (gubernamentales, ciudadanas-os, etc.). ¿Cómo percibes esta visión de la autonomía de la ciencia? ¿crees que es un ingrediente esencial de la ciencia? ¿Es imprescindible que los caminos de las ciencias y sus líneas de investigación estén bajo la dirección de esa comunidad de expertas-os?  


Yo entiendo la autonomía de la ciencia como un eje, un modo de actuación. La gente que es experta debe de actuar en consecuencia y hacer saber a todo el mundo qué se hace y cómo. Eso no quiere decir que no acepte injerencias: al contrario, debieran de hacer partícipes a todo el mundo, mostrar al gran público y aconsejar a las autoridades qué es lo más conveniente, por dónde se puede abordar un problema y qué tensiones éticas provoca. En ese sentido, el modelo que integra la Ciencia y la Tecnología con la Sociedad (CTS) es el que más garantías aporta a la ciudadanía. 

La comunidad investigadora tiene, por una parte, la tentación de superar a la competencia con  resultados mejores y  más rápidos que otros, y por otra, tiene a gala compartir conocimiento y saber hacer. Este fino equilibrio entre ambas fuerzas hacer avanzar lo que Kuhn llamara “ciencia normal” y permite que sea ella la élite del conocimiento y la innovación. Tienen mucho que decir en torno al futuro de la ciencia. Sin embargo, yo no haría dejación de mi deber como ciudadana de aportar mi parecer y para ello me gustaría que contaran conmigo y se esmeraran en mostrarme su conocimiento para poder opinar. 

Por último, si la clase científica estuviera a expensas de los gobiernos y de sus juegos políticos, la ciencia no tendría una deriva clara. Los políticos de distintos países no opinan igual, tampoco todos los políticos de un mismo país. Por tanto, considero un gran acierto que iniciativas como “Ciencia en el Parlamento” aconsejen a los políticos en materia científica para poder aunar esfuerzos y conocimiento entre quienes dirigen las naciones y la comunicad científica, que sabe de lo que habla y sufre las consecuencias de una mala gestión en materia de ciencia e investigación. 

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